COLAPSO y CAMBIO CLIMÁTICO
-LLAMADO a los CIENTÍFICOS-
La difusión mundial
en octubre pasado del último reporte del
IPCC ( siglas en inglés del Panel Intergubernamental sobre el Cambio
Climático) advirtiendo por vez primera de la gravedad de la situación y
señalando que solo quedan tres décadas para cambiar el rumbo de la humanidad en
relación a su entorno planetario, constituye un documento clave para entender
con cabalidad la situación en la que nos encontramos.
En un escenario en que ni gobiernos, ni empresas y corporaciones, ni instituciones internacionales, asumen realmente el reto de detener con acciones concretas y urgentes la ruta hacia el colapso, y en el que solamente las sociedades civiles de los países reaccionan a la información proveniente de los académicos, parece sensato llamar a las comunidades científicas organizadas a tomar en sus manos el liderazgo de salvación que el mundo requiere. Se trata de involucrar a los casi 8 millones de investigadores que según el ultimo reporte de la UNESCO sobre la Ciencia existían en 2015.
Los científicos, están obligados a sacar a la humanidad del sitio a donde la ciencia misma la ha llevado. Pues no puede olvidarse que como nueva institución social y cultural, surgió fundamentalmente durante la segunda guerra mundial, y que sus aportes han delineado a la civilización moderna con todas sus virtudes pero también con todos sus defectos.
Ello significa desplegar una campaña para que los académicos asuman este compromiso de solidaridad con nuestra especie, la única de las diez del género Homo que, hasta ahora, sigue sin extinguirse.
En un escenario en que ni gobiernos, ni empresas y corporaciones, ni instituciones internacionales, asumen realmente el reto de detener con acciones concretas y urgentes la ruta hacia el colapso, y en el que solamente las sociedades civiles de los países reaccionan a la información proveniente de los académicos, parece sensato llamar a las comunidades científicas organizadas a tomar en sus manos el liderazgo de salvación que el mundo requiere. Se trata de involucrar a los casi 8 millones de investigadores que según el ultimo reporte de la UNESCO sobre la Ciencia existían en 2015.
Más
allá del reporte del IPCC, en los últimos meses han seguido apareciendo
contribuciones científicas de autores que ofrecen argumentos sobre que el colapso de las sociedades es ya inevitable
y en el corto plazo (ver el sitio del geógrafo inglés Jem Bendell: https://jembendell.wordpress.com). Una síntesis de los fenómenos que alimentan
esa idea incluye lo siguiente: La “evidencia madre”, la que desencadena los
efectos, es que 17 de los 18 años más calientes registrados por los
climatólogos desde 1880 están entre 2001 y hoy. La porción del globo que se ha
calentado más rápidamente es el Ártico en donde dos tercios de sus hielos
originales han desaparecido, especialmente en Groenlandia. Esta reducción ha
disminuido notablemente el “efecto espejo” de la Tierra, la capacidad de
reflejar los rayos solares, lo cual ha venido a sumarse al calentamiento
provocado por causas humanas directas (la actividad industrial incluida la
llamada “agricultura moderna”). Esta reducción también acelera la emisión del
metano hacia la atmósfera, que es un gas aún más dañino que el bióxido de
carbono, y aumenta el nivel de los mares en todo el mundo. A lo anterior se
agrega el derretimiento de los glaciares de las principales montañas (desde los
Himalayas hasta los Andes), la acidificación de los mares y el abatimiento de
los corales, cada vez más especies de flora y fauna extintas o amenazadas,
deforestación y pérdida de suelos y acuíferos, y nuevos descubrimientos como la
inusitada contaminación de plásticos en los mares. En conjunto todos estos
fenómenos son causa y efecto del mayor número y potencia de huracanes, sequías,
inundaciones e incendios (como el que ocurre ahora en California), pero de algo
todavía más preocupante: la señal de que las predicciones científicas (los
modelos climáticos) son conservadores porque no se esperaba que los cambios
fueran no-lineales, es decir, más rápidos y severos de lo que se suponía.
Imagen del huracán Wila, 2018
Los científicos, están obligados a sacar a la humanidad del sitio a donde la ciencia misma la ha llevado. Pues no puede olvidarse que como nueva institución social y cultural, surgió fundamentalmente durante la segunda guerra mundial, y que sus aportes han delineado a la civilización moderna con todas sus virtudes pero también con todos sus defectos.
Ello significa desplegar una campaña para que los académicos asuman este compromiso de solidaridad con nuestra especie, la única de las diez del género Homo que, hasta ahora, sigue sin extinguirse.
Durante los últimos 2 millones de años, existieron en diferentes épocas otras 9 especies del género Homo, hermanas de la nuestra, todas las cuales se extinguieron.
Don Victor, cuando escucho la palabra ferrocarril se me ilumina el espíritu, porque es un medio de transporte ecológico, económico y colectivo, frente a las carreteras que no tienen ninguna de estas características. Viajé mucho por el país, por motivos de trabajo y de placer y las carreteras son literalmente cementerios de fauna de todo tipo, incluyendo insectos, si así se pueden clasificar. Mientras por una vía pasan 5, 10 o 20 trenes al día, por una carretera pasan cientos o miles de vehículos, y cada uno de ellos es un ecocida múltiple y permanente. Termino mi nota comentando que alguna vez en Veracruz hace muchos años transitaba yo en mi auto y sobre la carretera cruzaban miles (sic) de algo así como cangrejos, y eran aplastados inmisericordemente por cada automóvil que pasaba. Jamás me he enterado de una oposición a ninguna carretera. La industria automotriz es sumamente poderosa. Tenemos casi los mismos ferrocarriles que en el Porfiriato. Con la venia de autoridades, población y empresas automovilísticas, y por supuesto los gobiernos norteamericanos.
ResponderEliminarSaludos, Gilberto García Mora Ibarra.